La reseña de la prensa francesa del 4 de marzo de 2016

Central nuclear en Nogent-sur-Seine, France. Reuters/Charles Platiau

Hoy se habla mucho de energía nuclear. Libération y Le Monde comentan el anuncio que hizo en días pasados la ministra de Medio Ambiente francesa, Ségolène Royal, sobre la intención del gobierno de prolongar la vida de las centrales nucleares francesas. Hay que saber que la mayor parte de la energía que se consume aquí en Francia es de origen nuclear y las centrales donde se produce esa energía tienen un promedio de vida de 40 años. Se considera que después son demasiado viejas pero la ministra anunció que se van a mantener en actividad durante 50 años. Y ese anuncio ha desatado una lluvia de críticas. Le Monde concluye que en materia ambiental el gobierno no tiene una orientación clara, y subraya que el anuncio se produce sólo tres meses después de la COP21 lo que es totalmente contradictorio. Pero el periódico atribuye la decisión a la presión de los lobbies. Libération opina que la decisión es preocupante porque el parque nuclear francés está vetusto y además se han detectado fallas en los sistemas de seguridad, de modo que no se puede descartar que se produzca un accidente como el de la central de Fukushima en Japón. Lo dice claramente el presidente del organismo responsable de la seguridad nuclear Pierre Franck Chevet, quien asegura que para hacer funcionar diez años más las centrales, habría que invertir por lo menos 55 mil millones de euros en obras de mantenimiento. Una suma colosal que permite imaginar el nivel de deterioro en que se encuentran las instalaciones.

Le Monde publica en su primera plana otra información preocupante sobre las adolescentes francesas que sueñan con convertirse en kamikazes. Le Monde publica un largo reportaje para contar la historia de un grupo de cinco jóvenes francesas entre 14 y 19 años que se conocieron a través de Facebook y fueron reclutadas por el grupo Estado Islámico a través de internet. Son jovencitas que viven en diferentes regiones de Francia, que pertenecen a familias de clase media, familias poco practicantes o nada practicantes y que de repente se encuentran en internet con chicos a menudo de la misma edad que las incitan a convertirse al islam (al islam radical) y a viajar a Siria para contraer matrimonio. Dos de ellas abandonaron familia, escuela y amigos para viajar a Siria ayudadas por supuesto por los cazadores que las habían reclutado. Y las otras tres, ante la imposibilidad de salir del país, querían cometer un atentado aquí en Francia y morir como mártires. Le Monde intenta explicar que las cinco jovencitas fueron víctimas de manipulación mental, de una especie de lavado de cerebro en una edad de fragilidad psicológica como es la adolescencia y en un contexto de malestar social. Cayeron en una de las trampas de esta época atormentada, comenta el periódico que publica algunas de las respuestas de las jóvenes cuando fueron interrogadas por la policía, así como algunos de los diálogos que intercambiaban por Facebook. En ambos casos se mezclan una gran dosis de ingenuidad con una gran dosis de fanatismo.

Los éxitos contra la evasión fiscal también son noticia este viernes. El diario financiero Les Echos informa que el año pasado el fisco francés logró recuperar más de 21 mil millones de euros gracias a una cruzada sistemática de controles para detectar a los evasores, en particular las grandes empresas. La Croix también comenta esa información divulgada por el ministro de Economía y en su editorial se regocija por el hecho de que se haya puesto en marcha una política de persecución contra los evasores y contra quienes tienen cuentas en paraísos fiscales que se están viendo obligados a repatriar su dinero y a pagar impuestos en Francia.

Por último, la revista que publica Le Monde el fin de semana tiene en portada a Julian Assange y hay un largo artículo sobre el editor de Wikileaks, quien a pesar de que un comité de la ONU estimó que su detención era ilegal, sigue recluido en la Embajada de Ecuador en Londres donde pidió asilo en 2012. La embajada se ha convertido en una especie de cárcel.