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REVISTAS DE PRENSA

La reseña de la prensa francesa del 11 de octubre de 2016

El presidente ruso Vladimir Putin, el pasado 29 de junio de 2016.
El presidente ruso Vladimir Putin, el pasado 29 de junio de 2016. REUTERS/Alexander Zemlianichenko
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Vladimir Putin se encuentra en las tapas de los diarios franceses de hoy. El financiero Les Echos destaca la figura del hombre fuerte del Kremlin por el petróleo: "Vladimir Putin y la OPEP hacen subir los precios" del crudo, titula en portada y destaca que el barril superó ya la barrera de los 50 dólares gracias al solo anuncio de Moscú de querer sumarse a las discusiones del cartel petrolero, al que no pertenece, para limitar la producción. "El optimismo parece estar de regreso en los mercados incluso si nada se sabe en lo concreto sobre cómo será repartida la reducción de la producción entre sus 14 países miembros". Muchos analistas consultados por Les Echos parecen más bien "escépticos, puesto que muchos miembros, como Irak, Irán, Nigeria y Libia estiman al contrario que deberían ampliar sus producciones" nacionales.

Para el conservador Le Figaro, la razón de colocar a Putin en tapa tiene que ver con Siria y París. Y esto porque "después del veto ruso en Naciones Unidas a un proyecto de resolución francés para frenar el aniquilamiento aéreo de la ciudad de Alepo, el presidente François Hollande está dudando con recibir o no a su homólogo ruso en París la semana entrante, cuando Putin tiene programado encabezar la inauguración de la nueva catedral ortodoxa a orillas del Sena". Dice Le Figaro que "Hollande, quien denuncia los 'crímenes de guerra' cometidos en la segunda ciudad siria, está en una posición más que incomoda".

Libération nos propone un primer plano con esa mirada de Putin que suele dar miedo, hay que reconocerlo, y una pregunta entre ceja y ceja: "¿Cómo detener el protagonismo de un mandatario que parece indiferente a las presiones y a las advertencias diplomáticas, y que sigue bombardeando Alepo masivamente?" Preguntas ante las cuales el matutino sugiere una lista de posibilidades pero una vez leído el artículo hasta el final, ninguna resulta viable. Por ejemplo, "no se puede llevar a Rusia ante la Corte Penal Internacional porque la CPI juzga sólo crímenes cometidos en el país acusado y además Moscú no reconoce ese tribunal. Tampoco se le puede retirar el derecho a veto en la ONU puesto que se requiere la aprobación unánime del Consejo de Seguridad, Rusia incluida. Imponerle más sanciones económicas o cerrar los gasoductos serían también medidas que podrían complicar más a los europeos que a los rusos". El diario no llega a nada en concreto. No parece haber solución frente al "acorazado Putin" como dice en titulares mientras que, en el editorial, Libération recuerda que el pecado original en Siria lo cometió el presidente estadounidense Barack Obama cuando trazó la línea roja del no uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al-Asad. Un paso atrás cuando en aquel momento París militaba por una intervención aérea. Desde entonces, Estados Unidos y todos los países que lo siguen quedaron devaluados y Putin aprovechó para imponerse como mediador y avanzar sus piezas sin encontrar gran resistencia... Ni ninguna solución efectiva, como vimos, que le haga pensar que debería cambiar de dirección.
 

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