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REVISTAS DE PRENSA

La reseña de la prensa francesa del 22 de febrero de 2017

Combatientes del grupo Estado Islámico en el norte de Irak, en junio de 2014.
Combatientes del grupo Estado Islámico en el norte de Irak, en junio de 2014. Reuters
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Desradicalización, reinserción, fin del enrolamiento: tres palabras que causan preocupación, debate y ocupan los titulares de los periódicos franceses este miércoles. El matutino conservador Le Figaro abre su portada con el título "Yihadistas, la política de desradicalización falla". El periódico se basa en un informe preparado por dos senadoras sobre los franceses -hombres y mujeres- que fueron a combatir en Siria, Irak u otros países bajo bandera yihadista, y que a su vuelta en Francia han sido objeto de programas de reinserción para alejarlos del radicalismo islamista. La conclusión que sacan las dos representantes es que ya sea en Francia o en el resto de los países de Europa, las políticas públicas de programas de desradicalización, fin del enrolamiento y reinserción puestas en marcha hace tres años no han funcionado. En apoyo a esas conclusiones, Le Figaro cita el caso de un centro a pocas horas de París, abierto en julio pasado con objeto de tratar a algunas de esas personas que en forma voluntaria quisieran alejarse del yihadismo. Según los planes, debía contar con 14 personas al fin de noviembre y 25 en diciembre, pero nunca hubo más de siete y hoy no queda ninguno.

El problema es mayor si se tiene en cuenta algunas cifras. 1.200 jóvenes son actualmente objeto de un programa de desradicalización, según el Ministerio del Interior. Hay 358 detenidos por hechos ligados a acciones terroristas, cuando sólo eran 90 en 2014. De esas personas, 290 se encuentran en estado de aislamiento, bajo estrictas medidas de seguridad. En breve entrevista con Le Figaro, una de las dos senadoras responsables del informe asegura que sobre 13.000 personas que han sido señaladas como yihadistas, un 80% puede ser acompañado eficazmente, pero hay un 20% que por ahora queda fuera. La culpa la tendrían varias de las asociaciones a las que el gobierno dio esa delicada tarea y que han mostrado poca eficiencia o falta de recursos para cumplir su objetivo.

El vespertino Le Monde aborda el tema bajo un título que habla por sí mismo. "París no quiere el regreso de los yihadistas franceses capturados en Siria y en Irak", escribe. Apoyado en varios testimonios recabados entre altos responsables del gobierno, el diario apunta el debate que hubo en el Consejo de Defensa francés. "El tema legal fue dejado de lado, en realidad lo que esperamos es que todas esas personas hayan muerto antes de poder viajar a otro sitio", dijo una fuente cercana a la presidencia francesa. El gobierno francés parece apoyarse en el factor tiempo. Según una fuente, unos 680 franceses estarían en Irak y en Siria, de los que 275 son mujeres y 230 habrían muerto.

Le Monde indagó sobre lo que piensan otros gobiernos y encontró una respuesta contundente. "Ningún gobierno quiere recuperar esas basuras" dijo un responsable del Frente de Levante que combate en Siria contra los yihadistas y contra el régimen de Asad. Todos los países muestran un total desinterés por sus ciudadanos, afirma. El tabloide católico La Croix aborda el tema bajo otra perspectiva: el debilitamiento del grupo terrorista Estado Islámico en Irak y Siria. "Los terroristas ya no llevan la delantera", los servicios antiterroristas y de seguridad ahora son mejores. Una política está en proceso de construcción con verdaderos profesionales de terreno que conocen ese tipo de personas", dijo al diario David Thomson, periodista de Radio Francia Internacional, especialista del yihadismo.

Cambiamos de tema y de época. En Rusia hay un fuerte debate sobre el centenario de la Revolución Rusa que se cumple este año. El matutino Libération dedica dos páginas al tema. "Moscú no sabe qué hacer de las revoluciones de 1917", escribe. Mañana 23 de febrero se cumplirán 100 años de lo que el historiador Nicolás Werth llama el ingreso de Rusia en el siglo XX. Fue entonces que la revolución puso fin a la monarquía secular y abrió la vía al régimen soviético durante 70 años. Pero el problema ahora es que Moscú no sabe qué hacer, dice Werth. La revolución es un tema que causa gran malestar a la ideología que se está construyendo hoy, en tanto que episodio perturbador de la contestación del Estado por la sociedad, de desintegración y debilitamiento de éste, mientras que el gobierno ahora quiere construir una relación, no entre el Estado y un partido como entonces, sino entre el Estado y el pueblo. Y sobre eso no hay sino un solo momento: la llamada Guerra Patriótica, es decir la Segunda Guerra Mundial, observa el historiador. Como consecuencia, el Kremlin no sabe aún cómo va a celebrar esa revolución, cuyo clímax será en octubre próximo. Desde siempre dos escuelas se han enfrentado sobre este evento mayor de la historia del siglo XX. Para la escuela liberal, los bolcheviques llegaron al poder en octubre del 2017 gracias a un golpe de Estado, para otros historiadores y los propios bolcheviques se trató de una revolución popular, hecha por los trabajadores y los campesinos. El tema, apasionante, ya está dando mucho de qué hablar.
 

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