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Enfoque Internacional

¿Qué pasaría si Jesús fuera hoy a nacer en Belén?

Primera modificación:

Los 130 kilómetros entre Nazaret y Belén que, según los Evangelios, José y María recorrieron para inscribirse en el censo, son hoy en día un trayecto mucho más complicado que hace 2000 años.

Un visitante entra en la gruta donde se cree que la Virgen María dio a luz a Jesús, en el interior de la Iglesia de la Natividad, en Belén, Cisjordania, el 12 de diciembre de 2017.
Un visitante entra en la gruta donde se cree que la Virgen María dio a luz a Jesús, en el interior de la Iglesia de la Natividad, en Belén, Cisjordania, el 12 de diciembre de 2017. REUTERS/Mussa Qawasma
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De nuestra corresponsal en Jerusalén, Beatriz Lecumberri.

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En línea recta de norte a sur, el camino entre Nazaret y Belén, la primera en Israel y la segunda en territorio palestino, está salpicado de obstáculos y dificultades: retenes militares, campos de refugiados palestinos, colonias israelíes y finalmente el muro de separación que corta el paso de los visitantes y cerca a los habitantes de Belén.

Si José y María vivieran en Nazaret y tuvieran origen árabe podrían llegar a Belén  pero si fueran judíos, como era su caso, no podrían entrar por ley. Y si se adentraran ilegalmente en territorio palestino, sin los permisos necesarios, no podrían salir. Independientemente del origen de sus padres, si Jesús naciera en Belén hoy llegaría al mundo en el lado complicado del muro y se enfrentaría a las múltiples dificultades diarias de los palestinos.  

“Desde los tiempos de Jesús siempre ha habido guerras aquí”, dice Nabil Khoury, un cristiano de Belén. “Es algo normal, somos algo así como el centro del mundo y mucha gente tiene ambiciones aquí. Tal vez otras personas en otros países si vieran tanques y balas huirían, pero nosotros no. Estamos ya acostumbrados. Es nuestra vida. Pero bueno, tal vez Jesús no quisiera nacer en Belén y se iría corriendo en dirección opuesta”.

En Belén, corazón de la fe cristiana, la ocupación israelí y la falta de libertad de los palestinos se sienten con especial crudeza. El muro de separación construido por Israel es una muralla de hormigón de más de 8 metros de altura que rodea la ciudad y la aísla del resto del mundo. Las colonias israelíes en torno a Belén se han multiplicado en los últimos años. Como todos los palestinos, los habitantes de Belén necesitan un permiso de Israel para ir a Jerusalén, situada a escasos 8 km.

“El evangelio dice que Jesús está con los pobres entre los pobres, cerca de los inmigrantes, los perseguidos y la gente que sufre”, dice el padre Ibrahim Shomali, del patriarcado latino de Jerusalén  y de origen palestino. “Lo que hacéis por uno de mis hermanos más pequeños y humildes, lo estáis haciendo por mí: esto dijo Jesús y creo que actualmente los palestinos son los pobres entre los pobres. No es cuestión de dinero, sino de justicia. Somos pobres en justicia, de paz, vivimos bajo ocupación. No encontrarán a Jesús en Belén, lo encontrarán en el corazón de la gente que sufre”.

Actualmente, un 8% de la población de Belén es cristiana. El éxodo palestino se hace especialmente presente en esta comunidad que deja tierra santa en busca de una vida más próspera y segura.

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