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Enfoque Internacional

Esperando la ofensiva de Mosul, la 'capital' de Estado Islámico en Irak

Primera modificación:

La coalición internacional liderada por Estados Unidos intenta arrebatarle al grupo Estado Islámico (EI) la estratégica ciudad iraquí de Mosul, bajo control yihadista desde junio de 2014. El informe desde el frente. Reportaje.

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Por Hugo Passarello Luna, desde Makmur.

Dos obuses apuntan firmes hacia el oeste. Con violencia se retraen y se envuelven en una nube de humo. Tres segundos es lo que tarda el sonido en recorrer los 1.300 metros que nos separan de las tropas. Un estallido seco que hace temblar el aire del desierto. Los obuses son de la artillería de Estados Unidos que ataca las posiciones del grupo yihadista Estado Islámico en la ciudad de Gayara, a 80 kilómetros hacia el sur de Mosul, la segunda ciudad de Irak y en manos de los yihadistas desde hace dos años.

“No pueden pasar. Están los estadounidenses”, dice un soldado iraquí que impide a los periodistas acercarse a los norteamericanos que vinieron en apoyo del ejército iraquí en la operación para retomar Mosul, el último bastión del Estado Islámico en Irak, luego de que perdieran la ciudad de Faluya en junio.

La artillería, como los bombardeos aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos, tienen como objetivo proteger a las unidades iraquíes que intentan construir un puente flotante para cruzar el Tigris y preparar el asalto sobre Gayara, ciudad en la orilla occidental del río.

“El enemigo trató de detenernos con morteros y ataques suicidas”, dice el general Najim Abdullah al Jibouri, comandante de la operación de liberación de Nínive, la gobernación dónde está Mosul y Gayara. Pero sus tropas lograron ensamblar en sólo siete horas los 300 metros de plataformas flotantes para volver a conectar las orillas, luego que el puente original fuese destruido por la aviación de Estados Unidos en 2014 para complicar el avance yihadista.

 

“Gayara es importante por su aeropuerto y el petróleo”, dice al Jibouri desde la base militar en Makmur, a solo 30 kilómetros de Gayara y uno de los centros desde donde se prepara la ofensiva sobre Mosul. “Makmur es el primer paso de la operación para rodear a Mosul. Tenemos muchas opciones. Queremos abrir muchas rutas para encerrar Mosul y derrotar al Estado Islámico. Una de estas opciones es ir desde Gayara hacia el norte”.

Mosul ya está asediada en sus frentes este, norte y oeste. Las tropas de al Jibouri, junto con otras unidades especiales del ejército, tienen como misión completar el círculo desde el sur. Y, por el momento, lo están logrando.

 

 

Los desplazados

El horizonte en el que se confunde Gayara se cubre de espesas nubes negras por la quema de petróleo, táctica de preferencia de los yihadistas para obstruir la visión de los bombarderos de Estados Unidos.

 

 

Sin mucho éxito. Las embarcaciones cargadas con explosivos que el Estado Islámico envía para destruir el puente son pulverizados desde el aire. “Ayer a la noche los helicópteros destruyeron tres botes con casi tres toneladas de TNT”, dice al Jibouri.

Pero no todos los botes cargan explosivos. Miles de iraquíes cruzan el Tigris en sentido contrario de las tropas para escapar de los combates. Buscan refugio en las tierras ya ocupadas por el ejército o en la región autónoma del Kurdistán, en el norte de Irak.

“Hay contrabandistas que te llevan a la otra orilla por 500 dólares, pero nosotros encontramos un bote propio y no pagamos”, dice Yasser Saleh, 22 años, que cruzó el Tigris el día anterior a las cinco de la tarde. Desde la orilla, luego fue conducido nueve kilómetros tierra adentro hasta un puesto de control de las fuerzas kurdas en una zona semidesértica dónde tuvo que pasar la noche, en una de las cuatro precarias carpas que apenas se mantiene en pie, hasta que los kurdos se aseguraran que no era un combatiente yihadista.

 

 

“Fueron dos años de aburrimiento y depresión”, dice sobre la vida bajo el Estado Islámico mientras espera que los kurdos le den luz verde para continuar su camino hacia el campo de desplazados de Debaga, administrado por las Naciones Unidas. Yasser estudiaba biología en la Universidad de Mosul. Pero con la llegada de los yihadistas tuvo que abandonar la carrera. “Ahora voy a terminar mis estudios. Buscaré un trabajo. Y si tengo la oportunidad de irme al extranjero la tomaré. En Irak desperdiciamos la vida”.

Como Yasser miles de personas llegan cada día sólo a este puesto de control. De acuerdo a cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados, ya hay más de 57.000 desplazados llegados de las zonas aledañas de Mosul y Shirqat, otra ciudad al sur de Gayara. En solo dos días, el 15 y 16 de julio, 2.700 llegaron al campo de Debaga. Estos se suman a los más de 3.3 millones de desplazados en todo Irak desde enero 2014.

A medida que la ofensiva de Mosul se intensifique, se esperan que decenas de miles más abandonen sus hogares en las próximas semanas.

 

 

 

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