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La crisis del Golfo marca la peregrinación a La Meca

Catar acusa a Arabia Saudí de “politizar” la peregrinación impidiendo la entrada de muchos de sus ciudadanos al país. Los actos principales tienen lugar entre este miércoles y el jueves, con 1’7 millones de peregrinos que ya han llegado a la ciudad santa

La Meca en la peregrinación de 2007 / Archivo
La Meca en la peregrinación de 2007 / Archivo REUTERS/Ali Jarekji
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Peregrinar a La Meca, situada al oeste de Arabia Saudita, es uno de los cinco pilares sobre los que se sostiene el islam, por ello sus fieles deben, si tienen los medios para poder hacerlo, visitar este lugar al menos una vez en su vida. Esta peregrinación, denominada “hach”, comienza con la llegada del mes lunar musulmán de “dhu al hajja”.

Los actos principales tienen lugar entre este miércoles y el jueves, con 1’7 millones de peregrinos que ya han llegado a la ciudad santa, de los que 804.000 son mujeres y 930.000 hombres, según el Departamento General de Migraciones saudí. Se espera recibir a un total de 2 millones de personas en total. El peregrinaje se enmarca en un contexto de conflicto entre los países del Golfo, que el 5 de junio han aislado a Catar por sus relaciones con Irán y por tener contacto con grupos extremistas.

Entre las sanciones que se impusieron a Catar figura el cierre de fronteras de Arabia Saudí que, al acercarse el “hach”, flexibilizó su postura en relación con la entrada de cataríes a su territorio, abriendo el paso de Salwa el 17 de agosto para que los fieles pudiesen acudir a La Meca. A su vez también ofrecieron aviones a los cataríes para poder llegar al lugar, aunque estos no pudieron aterrizar porque no tenían la autorización de las autoridades del país, afirmación que negó Catar. Desde el inicio de esta crisis en el Golfo, los aviones de Qatar Airways no pueden sobrevolar el espacio aéreo saudí.

 

Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Catar, vinculada al gobierno, sólo entre “60 o 70” cataríes han podido asistir a la peregrinación. Las estimaciones son superiores por parte de los saudíes, que hablan de 1.200 fieles, aunque esta cifra sigue estando lejos de los 12.000 que habrían ido el año pasado. A su vez, solo 2.400 cataríes de los 24.000 inscritos en agencias de viaje irán a La Meca, según la agencia catarí. Esta misma fuente explica que, ocho agencias que tenían que transportar a los peregrinos este año registraron una pérdida de beneficios de unos 6,8 millones de euros, a raíz de las "restricciones".

A su vez Catar se muestra cauto y anuncia a sus ciudadanos su temor ante la posibilidad de que estos sufran “acoso” al llegar a la zona, en especial aquellos que viajen solos.

Por otra parte, las tensiones de Arabia Saudí con Irán parecen relajarse. El año pasado ningún iraní pudo ir al “hach” debido a la ruptura de las conversaciones entre ambos países en 2016. Esta tensión se surgió a raíz de la estampida en La Meca que en el 2015 acabó con la vida de 464 iraníes –y de un total de 2.300 personas-, a lo que se le sumó el ataque a la embajada saudí en Teherán. Se calcula que este año asistirán a la peregrinación 90.000 iraníes.

 

La seguridad del evento

La estampida que provocó la muerte de miles de personas hace dos años ha puesto en cuestión la seguridad en la organización del evento por parte del gobierno saudí. El equipo de este año dispondrá de profesionales que podrán comunicarse hasta en doce lenguas, para garantizar de este modo, la atención a cualquier asistente en su lengua de origen.

El peregrinaje estará vigilado por 17.000 personas de defensa civil y otras 17.000 avalarán la seguridad de los peregrinos. A su vez habrá medios de transporte por tierra y por aire para proporcionar asistencia médica en todo momento.

 

En qué consiste la peregrinación a La Meca

El ritual es solo para musulmanes, las personas que no siguen el islam no pueden entrar en el lugar, y está constituido por cinco etapas. La primera de ellas es la llegada a La Meca, donde los fieles deben dar siete vueltas a la Kaaba, la estructura cúbica alrededor de la que se construyó la Gran Mezquita. Tras esto llega la deambulación entre Safa y Marwa siguiendo los pasos de la esposa del profeta Abraham, Hajar, que según la tradición musulmana corrió entre los dos lugares para buscar agua para su hijo, el profeta Ismail, hasta que la fuente de Zamzam surgió a sus pies.

A continuación el fiel debe desplazarse hasta el valle de Mina donde debe dormir antes de la última fase de la peregrinación, una jornada de oraciones e invocaciones en el Monte Arafat. Al caer la noche deben dirigirse al Muzdalifa donde tiene lugar la fiesta del sacrificio, que consiste en inmolar un cordero en recuerdo de Abraham, que según los textos estuvo a punto de inmolar a su hijo Ismael ante el arcángel Gabriel, quien en el último momento le propuso sacrificar a un animal en su lugar.

Después le sigue la lapidación de las tres estelas, que representan a Satán en la ciudad de Mina, a 8km de Muzdalifa. Esta fase dura tres días: en el primero se lanzan siete piedras contra la mayor de las estelas y durante los dos restantes se lanzan 21 contra las tres –grande, mediana y pequeña-. El punto final lo pone de nuevo la Kaaba, a la que hay que volver a rodear.  

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