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Enfoque Internacional

Palestinos, entre bronca y resignación tras el anuncio de Trump

Primera modificación:

La corresponsal de RFI en Jerusalén le tomó la temperatura a la parte oriental de Jerusalén un día después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconociera a la ciudad como capital de Israel.

Palestinos dañan un mural que representa a Donald Trump en la parte israelí de la barrera de seguridad en Belén, el 7 de diciembre de 2017.
Palestinos dañan un mural que representa a Donald Trump en la parte israelí de la barrera de seguridad en Belén, el 7 de diciembre de 2017. Fuente: Reuters.
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Desde Jerusalén

A primera vista, Jerusalén-Este, la parte palestina de la ciudad, proseguía con su ajetreo tras el discurso de Donald Trump, pero en los cafés, el mercado o los autobuses sólo hay un tema de conversación: el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén y el reconocimiento de la ciudad como capital de Israel.

El sentimiento es de cansancio, de rabia y de impotencia. Israel ocupó la parte oriental de la ciudad en 1967 y desde entonces, los palestinos se sienten totalmente privados de sus derechos. Hani nació en Jerusalén y creció en la ciudad vieja, al igual que su padre y su abuelo.

“Estamos cansados, nadie nos ayuda, sólo Dios. Y vivimos diciendo, tal vez mañana todo irá mejor, Mi padre desde 1940 decía que las cosas podían mejorar, murió hace 9 años y seguimos diciendo que las cosas pueden ir mejor mañana. Nada cambiará en este país, nada. Tengo 57 años, lo que le digo ahora se lo podía haber dicho ayer, el año pasado o hace 20. Ellos tienen el país entero, el país entero es Israel. Con o sin embajada, ¿a quién le importa? ¿Qué cambiará? Nada”, sostiene.

En este momento los palestinos representan un tercio de los 900.000 habitantes de Jerusalén. Vivir en la ciudad es para ellos una forma de resistencia, de no abandonar la ciudad que sueñan como capital de su futuro Estado. Pero la realidad es que Israel controla absolutamente la ciudad y a todos sus habitantes y las palabras de Trump son simbólicas pero no cambiarán gran cosa en la complicada vida diaria de estos estos palestinos.

Mahmud, comerciante de la ciudad vieja, prefiere no dar su nombre completo. Describe cómo es la existencia de un palestino de Jerusalén-Este.

“Somos palestinos viviendo en Israel bajo gobierno israelí, bajo su control. Nuestro documento de identidad dice que somos personas que residen provisionalmente. No somos ciudadanos. ¿Los palestinos controlan de alguna manera Jerusalén? No. Ni siquiera podemos controlar el acceso a nuestra mezquita. ¿Qué cambia entonces? Nada, son sólo palabras. Israel y Estados Unidos son una sola persona, un solo pueblo. No tomarán ninguna decisión que nos beneficie a los palestinos”, afirma.

Las autoridades palestinas temen que la decisión de Trump provoque una ola de violencia en Jerusalén y en toda la región. Jerusalén concentra la esencia de la fe de las tres religiones monoteístas y siempre que se ha puesto en entredicho su estatus o el de sus lugares santos, ha habido reacciones violentas.

Nadie ha olvidado que la segunda intifada palestina en el 2000 estalló cuando el entonces líder de la oposición israelí Ariel Sharon, visitó la explanada de las mezquitas.

Abed, al igual que muchos jóvenes palestinos no duda de que esta decisión provocará violencia. “Va a traer consigo una nueva guerra. Pero no estamos asustados ante la violencia o ante la posibilidad de ver gente morir Hemos visto cosas peores antes. Sí le diría a Trump que primero se ocupe de los problemas estadounidenses antes de ocuparse de Israel u otros asuntos”, asegura.

Los palestinos han convocado manifestaciones en Cisjordania y Gaza este jueves, cuando se celebra también una huelga general en todos los territorios palestinos. Los ancianos de Jerusalén-Este contemplan estos movimientos con la serenidad de los años y las guerras vividas. Es el caso de Hazem. “Trump aún necesita la leche de su mamá. Es nuevo en política, no la conoce. Los palestinos perdimos Jerusalén en 1967, ¿de qué me está hablando? Para mí todo esto es el inicio del fin, del fin de Israel”, concluye.

En Israel, las opiniones tampoco son unánimes después de las palabras de Trump. Si bien el gobierno celebró una decisión que colmaba las esperanzas del pueblo judío, hay israelíes que ven de manera diferente el futuro de la región. Es el caso de Nora Berdensky. “Los estadounidenses nunca fueron imparciales. No lo podías ser porque tienen intereses invertidos en este lugar y en este momento sacan la fachada de imparcialidad y ponen una etiqueta. Es decir que no va a poder jugar más como intermediario en este conflicto. La pregunta es quién va a entrar como intermediario si alguien está interesado. Cuando la realidad ocultada deja de estarlo puede dar lugar a procesos más auténticos. No lo sé”, estima.

Para israelíes más nacionalistas como el ministro de Educación Naftalí Bennett, la decisión de Trump es un primer paso que debe ser imitado por el mundo.

“Jerusalén ha sido y siempre será la capital eterna de Israel. Esto es un paso en la buena dirección, un paso natural. Pido a otros países que sigan el ejemplo de Estados unidos y reconozcan Jerusalén como la capital judía e indivisible de Israel”, expresa.

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