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Enfoque Internacional

Irán: Hace 40 años regresaba triunfalmente el ayatolá Jomeini

Primera modificación:

Con cánticos a la gloria del islam y a la nación iraní (y consignas contra Estados Unidos o Arabia Saudita) los iraníes iniciaron la celebración del 40º aniversario de la Revolución Islámica. El 1° de febrero de 1979 se producía el regreso triunfal del ayatolá Ruholá Jomeini, padre de la revolución y primer guía de la República Islámica de Irán. Reportaje en Qom, la capital religiosa del país persa.

El ayatolá Jomeini vuelve a Irán después de 14 años de exilio, el 1° de febrero de 1979.
El ayatolá Jomeini vuelve a Irán después de 14 años de exilio, el 1° de febrero de 1979. WikimediaCommons
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La historia se precipitó en Irán el 16 de enero del 79, cuando la presión de la calle empujó al sah Mohamed Reza Pahlevi a abandonar Irán, llevándose consigo una monarquía de 2.500 años de antigüedad. Su marcha al exilio abrió la vía al regreso del exilio del ayatolá Jomeini y el advenimiento de la República Islámica.

“Pero si hay un lugar donde se puede marcar el comienzo de la revolución es esta pequeña casa de paredes de ladrillo a la vista y ventanas de madera en Qom, la capital religiosa de Irán, donde el ayatolá Ruhollah Jomeini comenzó su lucha en la década de los sesenta contra la monarquía del Sah Reza Pahlavi que entonces reinaba en Irán”, explica Mohammad Reza Iravani, un clérigo que hace de guía en la casa de Jomeini en Qom.

El famoso discurso de 1964 en el que el imam habló de las capitulaciones que el régimen del Sah hizo a los americanos se hizo detrás de una ventana de la casa. Después de ese discurso, los oficiales del régimen del Sah atacaron la casa, lo arrestaron y lo enviaron exiliado para Turquía. “Para entonces el ayatolá Jomeini lideraba desde estos salones la idea de protestar contra lo que él llamaba la opresión del régimen del Sah”, prosigue Iravani.

Además de la tiranía, la opresión interna y los valores anti islámicos del régimen, las críticas más importantes del imam eran que él pensaba que el Sah estaba actuando bajo el mandato de Estados Unidos.

Muchas cosas pasaron desde aquellas primeras críticas del Ayatolá. Las protestas de la década de los sesenta no progresaron y el ayatolá Jomeini tuvo que exiliarse primero en Turquía y luego en Najaf, Irak, desde donde lideró muchos de los discursos que luego llegaban a Irán a través de métodos rudimentarios.

Mahmoud Mohammadi, que era estudiante en Najaf en los tiempos que vivía allí el ayatolá Jomeini, cuenta que “las noches antes de que se supiera que el ayatolá daría uno de sus discursos, los estudiantes del seminario en Najaf estaban avisados. De esta manera ellos se reunían en la mezquita de Sheik Ansari, grababan el discurso que siempre estaba relacionado con lo que sucedía políticamente en Irán y luego lo enviaban a través de emisarios al país, en casetes”.

El 1 de febrero de 1979 regresó Jomeini, que terminaría por convertirse en el Líder de la República islámica hasta su muerte en 1989.

“Todo aquel que tenía contacto con él se sentía atraído por su carisma. Si está aquí un rato puede ver cómo la gente viene y besa las paredes y las puertas de esta casa”, añade Mahmoud Mohammadi.

Paralelamente a lo que sucedía en Qom, otras cosas pasaban en el resto del país, especialmente en Teherán, corazón de las revueltas. En la capital, cientos de miles de jóvenes, entre ellos miles de mujeres, se hacían oír en las calles.

Entre aquella multitud de jóvenes se encontraba Nilufar, una arquitecta, que para entonces era una estudiante universitaria de 19 años: “Lo que es más importante en este tema, es que nadie estaba en la calle por hejab, nadie estaba pensando en forzar a las mujeres a hacer algo. Todos, junto con los hombres, estuvimos pensando en cambiar la vida, el sistema, todo”.

Una de las mujeres que asistieron a aquellas demostraciones que hacían parte del sector de la sociedad más religioso era la señora Janume Mohtashamipour: “Yo tenía 15 años cuando venció la Revolución y cuando regreso a esos tiempos me doy cuenta que en esa época no estábamos en la calle para hacer demandas por las mujeres. Lo que quiero decir es que yo provengo de una familia política y que mi padre era un prisionero político, esto hacía que la mayoría de nuestras demandas estuvieran relacionadas con la situación de opresión que personas como yo habíamos visto desde la infancia”.

Un revolucionario muestra la primera plana del diario Ettela'at, el 16 de febrero de 1979: 'El sah se fue'.
Un revolucionario muestra la primera plana del diario Ettela'at, el 16 de febrero de 1979: 'El sah se fue'. WikimediaCommons

Según explica Mohtashamipour, los ideales que se buscaban en aquel momento eran la independencia, la libertad y la instauración de una sociedad islámica. Al menos eso buscaba el sector más religioso, porque otros jóvenes como Manije, que formaba parte de ese inmenso grupo de seculares que salieron a la calle, recuerdan que nunca pensaron que la Revolución iba a terminar siendo ganada por los religiosos, como sucedió: “Teníamos la esperanza de que esto no fuera un llamado religioso, sino sólo un llamado por la libertad”, cuenta.

Antes de la celebración de la victoria de la Revolución el gran triunfo de todos fue haber logrado que el Sah abandonara el país el 16 de enero. “No supe qué pensar, para ser honesto. Era una victoria, pero también había una gran incertidumbre acerca del futuro”, concluye Manije.

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