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Salud y bienestar

Comer en la calle en México: entre orgullo y sentimiento de culpa

Primera modificación:

Comer en la calle forma parte de la identidad del mexicano y de su dieta. Por lo menos una vez a la semana los mexicanos comen fuera de sus casas, en diversos puestos callejeros que proponen antojitos mexicanos como tacos o tortas. Y si bien comer fuera es un elemento de identidad colectiva, ahora se observa una tensión creciente entre identidad y concepto de salud, en un país que ocupa ahora el primer lugar en obesidad y sobrepeso a nivel mundial.

Puestos de comida en el mercado de Xochimilco, Ciudad de México.
Puestos de comida en el mercado de Xochimilco, Ciudad de México. Creative Commons
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Tacos, tortas (un tipo de sándwich), tlacoyos, huaraches o gorditas, sin olvidar los sopes, las quesadillas o los pambazos, todos estos nombres se refieren a los célebres “antojitos mexicanos”, la gran mayoría a base de maíz y acompañados de diversos rellenos y guisos. A pesar de su variedad, el elemento común es que este tipo de comida se come sobretodo en la calle, en puestos callejeros y a diferentes horas del día.

Comer en la calle para el mexicano es parte fundamental de su dieta pero también de su cultura, como señala la socióloga y nutrióloga Liliana Martínez Lomelí, investigadora del Centro Edgar Morin (afiliado a l’Ecole des Hautes Etudes en Sciences sociales de Paris): “hay una tradición heredada, se tienen testimonios que ya se comía en el mercado de Tlatelolco, en época de los mexicas…. en México, comer fuera es visto como una necesidad pero también como una ocasión de esparcimiento”.

Puesto de tacos callejero.
Puesto de tacos callejero. Wikipedia / Creative Commons

Comer fuera tiene muchas dimensiones para el mexicano, es una tradición que se transmite, un patrimonio pero también un acto exclusivo de los mexicanos, pues se tiene la creencia que sólo los mexicanos tienen un estómago suficientemente resistente para comer fuera de casa sin enfermarse.

Tensiones crecientes en torno a la comida callejera

La otra cara de la moneda es que México ocupa actualmente el primer lugar en obesidad y sobrepeso a nivel mundial. Este problema de salud pública afecta ahora la percepción que se tiene sobre la comida callejera urbana.

Tacos al pastor, a base de carne de puerco marinada con especies y cocinada en un trompo.
Tacos al pastor, a base de carne de puerco marinada con especies y cocinada en un trompo. Flickr/ Ari Helminen

Liliana Martinez Lomelí, quien llevó a cabo una investigación sobre la comida callejera en Guadalajara y la Ciudad de México, observó esta tensión creciente entre la noción de salud y la noción de patrimonio de la comida callejera: “Ahora, esta comida se pone en tensión cuando el discurso médico oficial (por ejemplo de la Secretaría de Salud) considera que los mexicanos están obesos solamente por lo que se come, cuando es algo multifactorial … y ahora la gente piensa que al comer tacos está comiendo “mal”…. las tortas, tamales, y otros antojitos, todo esto tiene ahora una reputación “mala” desde el punto de vista médico…esto provoca una tensión en la persona porque tiene que gestionar estas dos cuestiones (identidad y salud) que parecieran ahora estar contrapuestas”.

Torta oaxaqueña.
Torta oaxaqueña. Creative Commons

La investigadora recalca también los discursos contradictorios de instancias oficiales como la Secretaría de Salud que presenta la comida mexicana como “mala” a nivel nutricional y la Secretaría de Turismo que promociona la comida mexicana, considerada por la Unesco patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Entrevistada: La socióloga y nutrióloga Liliana Martinez Lomelí, investigadora del Centro Edgar Morin de l’Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (París).

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