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Escala en París

"Hay una contradicción en el hecho de comer productos orgánicos importados"

Primera modificación:

El mercado de mayoristas más grande del mundo cumple 50 años. Se trata del mercado de Rungis, situado a las puertas de París y que cuenta con el mercado de productos orgánicos más importantes de Europa. Y es que en Francia ha habido un salto exponencial en los últimos años en el comsumo de productos biológicos. Para hablarnos de esta tendencia recibimos hoy a la ingeniera agrónoma y gastrónoma argentina afincada en Francia, Carina Rutgerson.

Carina Rutgerson durante el programa Escala en París. 20 de marzo de 2019.
Carina Rutgerson durante el programa Escala en París. 20 de marzo de 2019. Fotograma del programa.
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Carina Rugerson lleva prácticamente 20 años trabajando en el comercio internacional de productos biológicos con idas y venidas entre Europa y América Latina y ha sido testigo de la evolución en el consumo de productos orgánicos tanto en Francia como en Argentina, donde nació. Dado el éxito que ha cosechado, el pavellón de productos orgánicos de Rungis, ya se está hablando de abrir un segundo.

"La demanda bio está mucho más atomizada que la de los productos convencionales. Tenemos una red de tiendas más pequeñas que todavía justifica un pasaje por Rungis para comerciarlizar los productos orgánicos. El desarrollo de productos bio tienen un buen futuro en el mercado de Rungis", nos cuenta Rutgerson que trabajó durante cuatro años en este gigantesco mercado como responsable de relaciones comerciales de una empresa especializada en la importación y exportación de frutas y verduras orgánicas.

En Francia, según un estudio publicado por la Agencia Bio, más del 70% de los franceses consume regularmente productos orgánicos y el 12% lo hace a diario. Son productos mucho más caros que los convencionales, no aptos para todos los bolsillos.

"Los productos se democratizaron bastante, antes eran muchos más caros, siempre hay una diferencia de precio porque el rendimiento es más bajo en el cultivo de los productos orgánicos. Hay que consumir tal vez de forma más razonable", dice Rutgerson.

El cultivo del ajo bio argentino, ¿un modelo para los agricultores franceses?

Argentina es el segundo mayor exportador de ajo bio del mundo, después de Australia. Durante su carrera como ingeniera agrónoma, Carina Rutgerson fue durante dos años la responable de calidad de una empresa familiar francesa que se ha vuelto un referente de la agricultura biológica, se trata de la 'Ferme de la Motte'.

Fue a través de esa empresa y la asociación de productores bio 'Nous paysans bio' que la argentina organizó un viaje de agricultores franceses a plantaciones de ajo en la pampa, un viaje que sirvió para que los prejuicios saltaran por los aires, ya que muchas veces los productos bio importados despiertan recelo y Argentina es sobre todo conocida por las grandes extensiones de soja transgénica regada con glifosato.

"La cantidad de ajo que cosecha un productor francés es de 4 ó 5 toneladas por hectárea, mientras que el argentino está entre 9 y 10 toneladas. Lo primero que decían los franceses era que es imposible que fuera orgánico. Cuando llegaron a Argentina comprobaron que sí porque la producción se hace en altura, cerca de la montaña, el agua es cristalina, viene de los glaciares y del deshielo, y la región en realidad es un desierto, lo que hace que no tengamos enfermedades ni malezas o malas hierbas", explica Rugerson.

Los productos bio que compramos en el mercado vienen muchas veces de países como Argentina. Más de 11.000 kilómetros separan a Buenos Aires de París con lo que la huella de carbono de muchos productos bio que se importan a Francia es enorme. Una realidad que no deja de poner en la mesa el debate sobre si los productos bio son sostenibles para el planeta o no.

"Los consumidores están cambiando de costumbres"

Para Rutgerson, los consumidores están cambiando de costumbres y están optando cada vez más por comer frutas y verduras de temporada, sin embargo hay ciertos productos que siempre se van a importar. "El café, la banana, el azúcar o el aguacate seguirán siendo productos de imporanción proque se producen en países tropicales o suptropciales, es evidente que hay una contradicción, o consumimos o no, es decisión del consumidor dejar de consumir café o banana en cuanto al impacto carbono", aclara la argentina.

Esta multifacética ingeniera agrónoma también es embajadora de la yerba mate en Francia, donde su consumo se está extendiendo, aunque no tanto con la calabaza y la bombilla sino a través de infusiones. A través de su empresa 'Divina cocina' está intentando popularizar su uso como condimento para realizar postres.

#EscalaenParís también está en Facebook. Un programa coordinado por Florencia Valdés y realizado por Souheil Khedir, Julien Magouarou y Guillaume Buffet.

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