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Francia hoy

Gordofobia: por qué se sienten odiados los gordos

Primera modificación:

La obesidad avanza a pasos agigantados en Francia. Un 54% de los hombres y 44% de las mujeres sufren de sobrepeso y un 17% de la población francesa es obesa. Personas gordas que no se ven representadas en los medios de comunicación, sufren diferentes formas de discriminación y suelen ser los grandes olvidados de la industria de la moda y de los cosméticos.

La profesora de yoga y bloguera Jessamyn Stanley combate desde sus clases los estereotipos y la gordofobia reinante en el mundo del deporte.
La profesora de yoga y bloguera Jessamyn Stanley combate desde sus clases los estereotipos y la gordofobia reinante en el mundo del deporte. Instagram/mynameisjessamyn
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>> Para escuchar el reportaje, haga clic en la fotografía. Realización a cargo de Pierre Zanutto.

La publicidad, las redes sociales, los medios de comunicación promueven mensajes de control, lucha, pelea contra los kilos de más. “En Francia hay una fuerte presión hacia la delgadez, más que en otros países europeos, sobre todo porque las industrias de la moda y de la belleza mueven millones”, señala la nutricionista Ariane Grumbach. “Las modelos que vemos, por ejemplo, en las revistas femeninas son cada vez más delgadas y transmiten la idea de que ser flaca es ser feliz. Una visión de la belleza que nos acaba influenciando a todos, porque no se muestra casi ninguna otra morfología, solo la delgadez.”

Modelos delgadas que no encajan con todas las morfologías, como la de Chloé, que dice haberse sentido siempre gorda. “Los médicos me decían que tuviera cuidado, estaban obsesionados con mi curva de peso. Pero yo era una niña normal, simplemente tengo unos rasgos más redondeados que otros. Desde siempre he tenido que aguantar comentarios de mi familia sobre mi cuerpo, supuestamente cariñosos pero que hieren, que empeoraron mi complejo con mi cuerpo, sobre todo con mi tripa. En la escuela también, los niños, sobre todo los chicos, decían cosas como 'no es fea, pero lástima que sea gorda'. ¡Y realmente entonces no era gorda!”, apunta con enfado Chloé.

Durante su infancia y adolescencia, a esta joven francesa se le inculcó el miedo a engordar, el miedo a convertirse en la persona con sobrepeso que es hoy. “Hace unos años desarrollé una enfermedad que afecta a la tiroides, gané 20kg muy rápidamente y ahí sí me convertí en la gorda que siempre creí ser”, añade Chloé, cuya relación con los médicos empezó a ir de mal en peor a partir de entonces, ya que los profesionales de salud solo hablan de su peso, sea cual sea el motivo por el que los consulta.

Ama tu cuerpo

Gordofobia generalizada en Francia

Las críticas médicas a las que se ha tenido que enfrentar Chloé toda su vida son una muestra más de la grossophobie (término recientemente acuñado en el diccionario francés) o gordofobia omnipresente en el cuerpo médico y la sociedad francesa, según denuncian asociaciones de personas con sobrepeso u obesas.

Según Ariane Grumbach, nutricionista, “la gordofobia es la estigmatización de las personas gordas, y está muy presente en la sociedad francesa. Se traduce en comentarios ofensivos sobre lo que compra o lo que come la persona con sobrepeso, o puras críticas infundadas sobre la presunta pereza o desidia de los gordos. Hay muchos lugares, como aviones, restaurantes, hospitales, que no están equipados para acoger a este segmento de la población”.

Desde algunos sectores se acusa a los defensores de las personas gordas de estar promoviendo la obesidad. “No es verdad”, responde Ariane Grumbach. “¡Denunciar la gordofobia no quiere decir que se promocione la obesidad! Nadie quiere ser gordo, pero dado que hay un porcentaje cada vez mayor de la población que tiene que vivir con esos kilos de más, ¡lo normal es que la sociedad los trate como a seres humanos normales!”.

Ser niña y ser gorda

Emily habría querido vivir una vida normal, una infancia normal, jugar con el resto de los niños. Pero ya siendo muy pequeña se dio cuenta de que no era como las otras niñas. “En el colegio, la profesora de física no me dejaba hacer ballet con las otras niñas porque era muy gorda, y simplemente me mandaba a recoger las pelotas”, se rememora amargamente Emily. “Mi abuelo decía que yo era el cero y que mi prima, que era flaquita, era el uno, y así juntas éramos el número diez. Todo eso afectó mucho a mi autoestima. Me veía al espejo, y me decía: ‘estoy gorda, estoy gorda’. Y hay como un chip en la cabeza que te dice que siempre estarás gorda.”

Una infancia llena de tristeza y de apatía que hoy Emily señala como la infancia de una niña con depresión, plagada de críticas que la marcaron profundamente. “Yo sé que no debían hacerlo de malas personas, no se dieron cuenta de que estaban afectando el crecimiento psicológico de una niña. Además, no se hablaba de depresión. Faltaba el apoyo psicológico en la escuela,” apunta Emily.

Aceptarse a sí mismo y valorar su cuerpo

La baja autoestima y la mala imagen de sí mismo son denominadores comunes entre muchas personas gordas. Y salir del agujero toma tiempo y mucho esfuerzo. Chloé ha tenido que aprender a respetar su propio cuerpo y darle los cuidados que necesita. “No voy a decir que adoro cada detalle de mi cuerpo. Sigo teniendo muchos complejos, pero he decidido afrontarlos con positividad. Me cuido mucho más que antes, descanso, hago meditación y, sobre todo, me trato bien a mí misma. Hay que concentrarse en lo que nos hace humanos, más allá de un simple cuerpo”, señala Chloé.

Ariane Grumbach trata, en tanto que nutricionista, a muchos pacientes con problemas de peso, pero les propone dejar de lado las dietas y concentrarse en su bienestar

“Empezamos por la reconexión a las sensaciones del cuerpo y la comida: aprender a comer y a parar de comer según el hambre y la saciedad”, apunta Grumbach, desde su despacho parisino, repleto de libros que promueven el bien comer y la doctrina body positive. “Luego hay que reconciliar al paciente con los alimentos: dejar de lado las prohibiciones de las dietas y reemplazarlas por la moderación. Introducir una alimentación realmente variada. También hay una parte de terapia psicológica, para explorar la relación emocional con la comida. Para ciertas personas puede haberse convertido en una solución a la tristeza, a la soledad o en una fuente de estrés, por todas las privaciones de los regímenes. Finalmente, el paciente tiene que aceptar que probablemente no acabará siendo tan flaco como se imagina. Y tiene que vivir en paz con ese cuerpo.”

Chloé ya ha pasado por todas esas fases y ha aceptado que nunca tendrá un cuerpo de revista. Ahora ayuda a otras personas con problemas de peso y autoestima, desde su blog, The Fat Lobster, y su podcast, "La grosse conversation”, un juego de palabras entre la “gorda” y la “gran” conversación. Eso sí, advierte que el camino será largo y complicado. Que no se trata de chasquear los dedos y recuperar enseguida la autoestima. Pero lo más importante, señala esta bloguera, es conocerse a sí mismo y saber hasta dónde puede ir cada uno.

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