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Australia-Estados Unidos

El eficaz ejemplo australiano para impedir la matanza de civiles

La masacre de Las Vegas relanza una vez más el debate sobre la posesión de armas en Estados Unidos y, sobre todo, la resignación para muchos de que nada cambiará. Un país, sin embargo, supo tomar el toro por las astas y disminuir de manera espectacular este tipo de matanzas: Australia.

El primer ministro australiano Malcolm Turnbull se felicitó el 6 de octubre de 2017 del plan para recuperar armas.
El primer ministro australiano Malcolm Turnbull se felicitó el 6 de octubre de 2017 del plan para recuperar armas. Fuente: Reuters.
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La historia se repite. Una nueva matanza, un clamor para exigir un mayor control de armas, la movilización del poderoso lobby de armas norteamericano NRA y el naufragio de las tímidas iniciativas legislativas para impedir que se repita. Hasta que se reproduce. La reciente masacre de Las Vegas, en la que Stephen Paddock mató a 58 personas y dejó a casi 500, volvió a relanzar este ciclo, al que se añade la frustración de que nada cambiará.

Sin embargo, no es una fatalidad. Así lo demostró otro país en que la posesión de armas era una tradición bien arraigada: Australia. Una tradición que culminó dos décadas atrás.

El 28 de abril de 1996, Martin Bryant, un joven de 28 años, abrió fuego con un rifle semi-automático en Port Arthur, Tasmania. Mató a 35 personas e hirió a otras 23 antes de ser detenido un día después.

El suceso, al que se sumaban episodios similares ocurridos en la década anterior, le dio un nuevo impulso a la campaña armamentística. Pero fue sobre todo la determinación del líder conservador John Howard, que llevaba en el cargo seis semanas en el momento de la masacre, la que cambió las cosas.

Su gobierno prohibió las armas automáticas y semi-automáticas, endureció las condiciones para poder armarse y dilató los plazos para conseguir armas hasta 28 días. Además, subió los impuestos. Con ellos reunió unos 500.000 millones de dólares, lo que le permitió comprar 600.000 armas que estaban en manos de civiles.

En diez años, los homicidios y suicidios relacionados con armas de fuego cayeron un 59% y un 65%, según datos consignados The Atlantic.

De acuerdo con el estudio de dos académicos, citados por The New York Times, el programa salva 200 vidas por año.

Hoy en día, Australia sigue adelante con esta política de desarme de la población. La semana pasada, 50.000 armas ilícitas fueron recuperadas en el marco de una amnistía que permitió a quienes las poseían desprenderse de ellas sin consecuencias legales, indicaron las autoridades.

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